Maimónides
Nacido en Córdoba —no se sabe a ciencia cierta si en 1135 o en 1138— de donde se trasladó junto con su familia a Almería debido al arribo de los Almohades a Al-Ándalus, para más tarde dirigirse a Fez. Posteriormente, en el año 1165, partirán hacia el oriente islámico, estableciéndose en Egipto, donde Maimónides muere el año de 1204, en Fusṭāṭ, la parte más antigua del actual Cairo (Cruz Hernández, p. 163, n. 2). Su formación como médico le aseguró un puesto en la corte del Sultán Saladino en Egipto, quien en 1127 le otorgó el título de “príncipe (naŷīb) de la aljama judía” (Cruz Hernández, p. 144). Maimónides perteneció por completo al núcleo cultural árabo-islámico en el que la filosofía medieval judía fue cultivada, esto es, en el contexto de las ciudades islámicas cuya ciencia, literatura y filosofía influyeron profundamente en su propio pensamiento, como lo atestigua la profunda huella que los filósofos Al-Fārābī e Ibn Bāŷŷa dejaron en sus ideas. Sin embargo, como el resto de la filosofía medieval judía (Hyman, p. 678), Maimónides usó tales influencias para sus propias necesidades, como un pasaje crucial de su famosa Guía de Perplejos señala, en el cual se dice que el objetivo de esta obra es explicar el auténtico sentido de la Torah para aquellos que, siendo sinceramente religiosos y estando simultáneamente atraídos por la razón, se encuentran en un estado de perplejidad por advertir aparentes contradicciones entre su fe y su razón (Maimónides, pp. 54-55). Tal vez por esto hay quien ha considerado que la Guía de Perplejos es más bien una obra de teología que de filosofía (Berman, p. 39), además de que en esta obra se insiste en la tesis judeo-alejandrina del origen bíblico de la filosofía griega (Neher, p. 221). En su solución de la contradicción entre la tesis aristotélica de la eternidad del mundo y la creencia bíblica de la creación a partir de la nada podemos ver un ejemplo de su método en lo referente a la interpretación de las escrituras. Maimónides considera que ni la filosofía ni la biblia pueden dar una prueba que demuestre sus respectivas tesis, por lo que hay que encontrar un criterio exterior que es para él la soberanía y trascendencia de Dios, Esto es, ya que Dios está más allá de la naturaleza, y por ende su dinamismo no obedece al dinamismo natural, la creación a partir de la nada es real. Pero, aunque la idea bíblica es confirmada, Maimónides ya no toma a la escritura como la autoridad decisiva en la resolución de un conflicto como al que hemos estado aludiendo (Neher, p. 222) y, para evitar el agnosticismo que implicaría el reconocimiento de la falta de una prueba concluyente en el conflicto entre fe y razón, recurre a la profecía como aquella dimensión que ofrece un punto de apoyo a lo que llama “culto intelectual” a Dios (Maimónides, p. 535; Martínez Lorca, p. 400). Maimónides coloca a la profecía como un milagro, y a éste lo inserta dentro del curso del mundo que Dios le ha dado (Neher, p. 223). Por ello es que la trascendencia y, por consiguiente, la providencia divina, se vuelven criterios de interpretación.
Bibliografía
Berman, L. V. (2016) Judeo-Arabic Thought in Spain and North Africa: Problems and Prospects. en Golb, N. ed., Judeo-Arabic Studies. New York: Routdlege.
Cruz Hernández, M. (2000) Historia del Pensamiento en el Mundo Islámico, Vol. II. El pensamiento de al-Ándalus (siglos IX-XIV). Madrid: Alianza.
Hyman, A. (1996) Jewish Philosophy in the Islamic World. En Nasr. S. H. & Leaman O. eds. History of Islamic Philosophy. (pp. 677-695). New York: Routdlege.
Maimónides, M. (2008) Guía de Perplejos. Madrid: Trotta.
Martínez Lorca, A. (1990) Del Dios Aristotélico al Dios Judío. Reflexiones sobre los límites del aristotelismo en Maimónides. En Martínez Lorca, A. coord.. Ensayos sobre la Filosofía en Al-Ándalus. (pp. 386-404). Barcelona: Anthropos.
Neher, A. (2009), La Filosofía Judía Medieval. En Parain, B. dir., Historia de la Filosofía Siglo XXI. Vol. III. Del Mundo Romano al Islam Medieval (pp. 202-235) México: Siglo XXI